jueves, 25 de noviembre de 2010

Las Meninas de Diego Velázquez:

Este cuadro, presenta todas las figuras en la parte inferior de la composición, consiguiendo el autor, crear un gran campo visual. La Infanta Margarita es el punto central de todos los personajes, que se proyectan desde la infanta hasta el espejo y la puerta del fondo (estos elementos aportan gran profundidad a la obra). El espejo refleja algo que no aparece en la obra, Felipe IV y su esposa, y el segundo, amplia el campo visual.
Velázquez utiliza simultáneamente una pincelada larga y fluida, con otra corta y precisa, que puede observare en los detalles de los vestidos de las infantas. Esta unión de los dos tipos de pincelada, dota al cuadro de gran realismo, diferentes texturas -dureza de la manera, rigidez de los vestidos, suavidad del pelaje del perro,…-, por lo tanto, la imagen sale del lienzo, pareciendo revivirse la escena.
También la luz tiene una gran importancia, tanto en los efectos generales como en los detalles; la obra tiene dos focos luminosos: el que artificialmente irradia directamente sobre las imágenes del primer plano, y el que entra en la habitación a través de la puerta del fondo, quedando el resto de la composición en penumbra. A su vez, en la obra el maestro domina perfectamente la técnica de la perspectiva aérea y plasma la atmosfera existente entre los cuerpos ayudándose del difuminado de sus contornos, que junto al contraste de la parte iluminada -centro-  y la oscura -paredes y techo-, refuerza la profundidad escénica.
La paleta goza de una gran riqueza cromática, destacando los matices tonales blanco y el negro, y su contraste con el rojo de los detalles ornamentales de los vestidos.
En un principio, este cuadro constaba en las actas de palacio como “El cuadro de la familia”. No fue hasta 1843, cuando el pintor Madrazo dio al cuadro su denominación actual, “Las Meninas” palabra de origen portugués que significa “dama de honor”.
LA escena se sitúa en un aposento del Alcázar de Madrid, por tanto pertenece a la última etapa del pintor sevillano en Madrid. En el centro está la infanta Margarita, con doña María Agustina de Sarmiento a su izquierda y doña Isabel de Velasco a su derecha, ambas damas de honor de la infanta. También aparecen los enanos Mari Bárbola y Nicolasito Pertusato.
En el segundo plano a la derecha hay dos figuras de pie que se relacionan con doña Marcela de Ulloa –sirvienta de las damas de la reina- y don Diego Ruiz de Azcona -guardadamas-. Al fondo en el vano de la puerta abierta, se encuentra don José Nieto Velázquez, aposentador de palacio y posible pariente del pintor. Junto a él, y reflejados en el espejo, aparecen los bustos del rey Felipe IV y de la reina Mariana de Austria, su esposa. Más a la izquierda está el autorretrato del pintor, con el pincel y la paleta en sus manos, luciendo la cruz de la orden de Santiago, seguramente pintada post mortem por el mismo Felipe IV en honor a Diego Velázquez.
Finalmente, colgados en la pared aparecen representadas dos escenas mitológicas, copiadas respectivamente de Rubens -Palas y Aracne- y de Jordanes -Apolo y Marsias-.
La temática de la obra tiene diversas interpretaciones; la más aceptada por los expertos, es la que considera que el lienzo muestra la entrada de la infanta Margarita y su séquito en el estudio del pintor, ocupado en la elaboración de un retrato de la pareja real, plasmados en el reflejo del espejo. Sin embargo, la reconstrucción de perspectivas, el espejo podría reflejar lo que está pintado en el cuadro, y en ese caso habría que preguntarse a quién mira el pintor, la infanta y otros personajes del séquito.
En cuanto al lienzo de Las Meninas, tanto la posición de primer plano del perro, como el recurso del espejo en el fondo reflejando aquello que supuestamente no está en el espacio pictórico, han sido comparados con la célebre obra de Van Eyck, el Matrimonio de Arnolfini.
En el siglo XX, esta obra ha sido motivo de reflexión y reinterpretación por una serie de artistas entre los que destacan Francis Bacon, Picasso y el Equipo Crónica.
Definitivamente, esta obra de Diego Velázquez, representa la soberanía del poder real.


3 comentarios:

  1. Me encanta este cuadro Cristo! creo que has sabido interpretarlo muy bien y has descrito con gran precision todas las características del autor y los elementos que utiliza. :)

    ResponderEliminar
  2. Muchas gracias, es uno de los cuadros más interesantes de esta época pues representa la soberanía del poder real.
    Gracias y saludos.

    ResponderEliminar
  3. me has ayudado mucho, me encanta como te explicas. Muchas gracias

    ResponderEliminar